miércoles, 29 de agosto de 2012

Tres series que vendrán... o no


Homeland 1ª temporada 


                                                                                                               
La cadena norteamericana de televisión por cable Showtime suele ofrecer ficción bastante decente, incluso en ocasiones se da el gusto de apostar por series con cierto riesgo y superiores a la media (Dexter, Nurse Jackie, Weeds). Por supuesto, Showtime no es la HBO, y aquí prima la audiencia y el espectador medio, lo que suele ir en detrimento de la calidad de sus propuestas (aunque esto no es una ley).

 

Dentro de estas excepciones a la norma que tiene la cadena, se puede encuadrar perfectamente Homeland, un muy bien resuelto thriller de larga duración con espionaje, acción, tensión, supuestos agentes dobles, y alguna que otra sorpresa.

Escuetamente, la trama comienza cuando unos Delta Force consiguen rescatar a un soldado (Damian Lewis) capturado y encarcelado durante ocho años por los amiguetes de Bin-Laden. En su vuelta a casa, un agente de la CIA (Claire Danes) cree que durante su cautiverio se ha cambiado de bando, y que ahora es un terrorista en potencia.

Así que, la mayor parte de esta primera temporada es un juego del ratón y el gato entre el soldado que trata de reconducir su vida, el agente que intenta descubrir la verdad, y lo que va descubriendo el espectador a cuentagotas y/o mediante flashbacks de la vida de sus protagonistas. Tranquilos, no abusan del flashback, apenas tres o cuatro en toda la temporada, sólo en secuencias determinantes.

El montaje de la serie está perfectamente estructurado y aunque los primeros cuatro o cinco capítulos sean un tanto tediosos y con un par de escenas gratuitas, encuentran su razón de ser (se sustentan exclusivamente, de hecho) en las subtramas interpersonales, que sirven como aproximación a la psicología de los personajes. El hilo principal de la historia toma el relevo a mitad de la temporada para ya no soltarlo, y es ahí donde Homeland alcanza los mayores picos de tensión, cuando los cabos sueltos empiezan a unirse, y el propósito coge forma. A pesar (o por causa) del ritmo sereno del inicio de la temporada, cuando la serie entra en combustión, es un auténtico tobogán de adrenalina y diversión palomitera.



Algunos espectadores suelen confundir el nivel de adicción que puede causar una serie con su calidad. Que una serie tenga ganchos o cliffhangers del tamaño de un 747, no quiere decir per se, que la serie sea buena. No me vale estar 42 minutos aburrido, y sofocarme en los últimos tres por cualquier astracanada de guión que haga que el espectador muerda el sofá. De ser así, estaría enganchado a los putos culebrones, los auténticos especialistas.

 Afortunadamente, no es el caso de esta serie. La trama está lo suficientemente bien hilada como para que no haya (descontando los primeros capítulos) tramos muertos, y los personajes están trabajados. Aunque al principio reflejen simples arquetipos, su evolución es paulatina, paralela al desarrollo de la serie, y poco a poco entran en contradicciones, llenándose de aristas, chocando entre sí, y resultando mucho más complejos de lo que parecían en un principio.

Otro de los puntos fuertes (quizá lo mejor) de la serie es lo buenos que son los dos actores protagonistas. Tanto la actriz Claire Danes (una fuerza de la naturaleza), como Damian Lewis (brillante en su contención), le dan lustre a una producción que sin ellos perdería buena parte de su potencial.
La guinda del pastel, en un plato muy de mi agrado, es la banda sonora, repleta de jazz de los grandes. Davis, Coltrane, Monk…



La impresión final no puede estar más en desacuerdo con la primera impresión que tuve respecto a esta obra audiovisual. Si al principio era “otra chorrada yanqui para audiencias masivas”, ahora es más bien “un entretenimiento de primer orden con algunas secuencias memorables”.

Entretenimiento, ¿eh?, no busquéis otra cosa.

Ya disponible su segunda temporada en inglés. La ley Sinde dice que tal, pero el cuñado de mi primo segundo dice que una vez alguien le dijo que la primera temporada se encuentra subtitulada en The Pirate Bay, para bajar por torrent.

The Newsroom 1ª temporada (¿y última?)



Una serie de la HBO, con Aaron Sorkin a los mandos, y Jeff Daniels como protagonista. ¿Qué podía fallar?

La premisa es interesante: ¿Qué pasaría si una cadena de televisión decidiera contar las noticas “de verdad”? Es decir, contrastando fuentes, siendo objetivos e imparciales, investigando, hablando con todas las partes implicadas, vaya, todas esas cosas que se supone vienen en el manual del buen periodista, y que cuando sale de la facultad se las pasa por el forro de los cojones, por aquello de ande yo caliente, ríase la gente.
Así que tenemos a Aaron Sorkin en el terreno que más le gusta, la política (7 temporadas del Ala Oeste de la Casa Blanca dan fe de ello), con el sello y libertad habitual de las producciones de la HBO y un buen reparto (Jeff Daniels, Emily Mortimer, Jane Fonda, el gran Sam Waterston).



Y cuando la serie se dedica exclusivamente a los vaivenes políticos y su relación con los medios, es magnífica. Lástima que sólo ocupe unos diez minutos por capítulo. Más o menos el tiempo que Jeff Daniels (conductor del informativo) está “On Air” entrevistando a sus invitados, que pasan por ser miembros del Tea Party, inspectores petrolíferos o segundas clasificadas de miss Oregón, según el día. Ahí es cuando Sorkin saca a relucir su maestría en los diálogos. Todo esto, aunque basándose en hechos reales y decisivos de la historia más reciente norteamericana, no deja de ser un poco tramposo, por hacerlo a toro pasado, y siendo tan oportunista como de costumbre suele serlo Aaron Sorkin. Pero se le podría perdonar.



Lo que ya no es tan admisible es la ausencia de una trama principal estable (la serie da unos bandazos insoportables de un capítulo a otro), la vergonzosa planicie de unos personajes que parecen sacados de una sit-com de tercera fila, la falta de carisma (o apatía, directamente) que traslucen los actores, los amagos forzadísimos de splastick de la serie (cuando uno recurre a lo de “personaje entra y se cae” algo falla), y en general, todos los momentos en los que no aparece Daniels delante de una cámara.

En sus peores minutos, la verborrea de Sorkin en boca de actores desganados, hablando de gilipolleces, hace recordar a Las Chicas Gillmore. Qué coño, Las Chicas Gillmore era mejor que esto. 

¿Qué podía fallar? Pues todo.

Fracaso, descrédito, y “shame on you!” para toda persona partícipe de esta mediocridad. Quizá no fuese tan mala, si las expectativas no fuesen tan altas….

Únicamente recomendable a los MUY Aaronsorkianos, o a los MUY interesados en cómo funciona (y como debería funcionar) una redacción de noticias (aunque hay ejemplos mil veces mejores, Primera Plana (The Front Page), a bote pronto).

Luck 1ª Temporada (y, esta vez sí, última)

Back to business

Otro fiasco de dimensiones épicas para HBO, sobre todo porque era su serie estrella de la temporada, porque los responsables eran nada más y nada menos que David Milch (Deadwood) en un mano a mano con el gran Michael Mann (Heat, El Dilema) que además dirige con su pulso y estilo habitual el primer episodio (lo mejor de la temporada), porque el reparto era estelar, literalmente; Dustin Hoffman, Nick Nolte, Dennis Farina, Michael Gambon, John Ortiz o Jill “Crossing Jordan”  Hennessy entre otros. Y porque la serie sin ser una maravilla dejaba finalmente buen sabor de boca y ganas de más.

 Great actors everywhere

Una vez se acostumbraba uno a su ritmo extremadamente pausado, a sus personajes parcos en palabras, su hosquedad y frialdad general, y a la jerga de las apuestas de caballos (otro mundo), resultaba muy fácil disfrutarla a fuego lento. Y aunque no sucedieran demasiadas cosas, los personajes eran carismáticos y las diversas tramas iban ganando interés conforme se desarrollaba la temporada.

Desgraciadamente, parece ser que entre el desorbitado coste por capítulo de la producción, ciertas acusaciones de crueldad animal (murieron un par de caballos retirados durante el rodaje, no está claro si por desconocimiento de los productores o por querer exprimir a las pobres bestias hasta el último aliento), y la pobre audiencia del show (500.000 espectadores. La basura de NAVY: Investigación Criminal, consigue 17’7 millones por capítulo), la HBO dijo, que naranjas de la china, ni Michael Mann, Dustin Hoffman ni hostias, serie cancelada. 

 The horse is mine, you son of a bitch

Vosotros jodisteis a los caballos, y los caballos os joden a vosotros, supongo que será justicia poética.

Si alguien quiere catar esta obra maldita, reivindicable y fallida (como esos discos que se revalorizan con el tiempo), puede encontrarla fácilmente.



miércoles, 22 de agosto de 2012

Tony Scott, el último Boy Scout Parte II

A grandes rasgos, podríamos dividir a los directores de cine en dos categorías: el director de cine clásico y el auteur.

La primera categoría engloba a aquellos directores que crearon los cimientos del propio cine, (el estilo invisible, Howard Hawks, John Ford), y aquellos actuales con tendencia al clasicismo, al formalismo (Steven Soderbergh, Eastwood), y por norma geneneral, y con una nota de desdén, a aquellos directores que forman parte del sistema (herencia del Studio System de los años dorados de Hollywood), y pueden saltar de registro a conveniencia del productor de turno, que suele confiar en que los valores del/la franquicia/blockbuster no se verán alterados por ramalazos autoriles, lo que en la jerga futbolística se suele llamar "ataques de entrenador", o "guardioladas" más concretamente. Por estos motivos, en caso de que se haga una segunda parte de "Los Juegos del Hambre" (un poner), Aki Kaurismäki no podría ser el director.

La segunda categoría, la de los auteurs, es obviamente la contraria a la del supuesto "funcionario del cine", arriba descrita. Se les presupone a los auteurs (la culpa es de los franceses) una mirada más íntima, personal e intransferible a la hora de realizar su trabajo, una cuota de libertad mucho más amplia en sus registros, y una interferencia mínima por parte de los "malvados" productores. Cuando Hitchcook realizó junto a Salvador Dalí la onírica Spellbound (1945) podemos decir que engañó a unos cuantos de ellos. Al igual que cuando Scorsese vendió a la Warner esa oda al cine que es "La Invención de Hugo" como un cuento Disney de ciencia ficción con robot amoroso de por medio.

¿Son categorías excluyentes?-No.
¿Los auteurs son mejores cineastas y hacen mejores películas por definición?-Ni de broma.

Tony Scott era un artesano del cine, se movía como pez en el agua con los encargos de las productoras. Con guiones infumables (Top Gun, Días de Trueno, Fanático) construyó auténticos hitos generacionales, y cuando no, salvó el cuello como pudo. Nadie se acuerda demasiado de los diálogos de Top Gun (afortunadamente), y la trama era más simple que el mecanismo de un botijo, pero las escenas con los aviones eran la puta hostia. Como si un carpintero creara sus mejores obras con aglomerado.

Esto es, sacar de donde no hay.

To be continued...

lunes, 20 de agosto de 2012

Tony Scott, el último Boy Scout (1944-2012) Parte I



—¿Vienes solo? 
—No, con los putos niños cantores de Viena.

El Último Boy Scout - Joe Hallenbeck/Bruce Willis- Tony Scott - 1991 


La frase podría resumir la filosofía del cine de Scott. Hay algunos axiomas inquebrantables en sus películas. Uno de ellos, debería ser de obligado recordatorio (que se lo tatúen, si es necesario) para todos sus colegas; "Jamás aburriré al respetable". Puede que alguna de las películas de Tony te parezca una mierda (con lo cual, puede que tengas criterio, pero aquí, eres persona non grata), aunque no será por "lenta, aburrida, peñazo, mazacote, ladrillo..." No, el problema del cine de TS no era el ritmo de sus películas. Dominaba el tempo fílmico con maestría inigualable. 

Tomaba el pulso de la historía, y la reanimaba, la paraba durante cinco segundos, y después le metía 200 mg de adrenalina. A veces, uno sentía hasta vértigo. Como en la montaña rusa. "That's entertainment"


 - I feel the need... the need for speed.

Top Gun - Maverick/Tom Cruise- Tony Scott - 1986


- ¿Que si eso ya lo hace el puto Michael Bay en sus películas/enajenaciones?- ¿Y a quién cojones crees que le robó el estilo?-.

Otra regla del cine de Tony; "No busques el plano perfecto, no existe. En vez de ello, pon todos los que se te ocurran. Pero sin repetir, y con estilo". Genio del montaje, último bastión de "la regla de los 30º", superdotado técnicamente... Para muestra, un botón.


-You know you want it.

Domino - Domino/Keira Knightley- Tony Scott -2008

Nótese que la escena de Domino podría haber sido una grandísima gilipollez. Y quizá lo sea, pero tiene más clase que las últimas tres películas de Ridley Scott juntas. De acuerdo, Prometheus tiene una gran escena, la del paritorio improvisado. 

Elige 10 minutos cualquiera de los 127 que dura Domino, y verás quién tiene más inventiva visual. Película psicotrópica, arriesgada, y emocionante. Tres cosas que ha perdido el cine del hermano mayor, y tres cosas que hemos perdido nosotros como espectadores.


No, el cine de Tony Scott no era dado a las sutilezas.

To be continued...