miércoles, 22 de agosto de 2012

Tony Scott, el último Boy Scout Parte II

A grandes rasgos, podríamos dividir a los directores de cine en dos categorías: el director de cine clásico y el auteur.

La primera categoría engloba a aquellos directores que crearon los cimientos del propio cine, (el estilo invisible, Howard Hawks, John Ford), y aquellos actuales con tendencia al clasicismo, al formalismo (Steven Soderbergh, Eastwood), y por norma geneneral, y con una nota de desdén, a aquellos directores que forman parte del sistema (herencia del Studio System de los años dorados de Hollywood), y pueden saltar de registro a conveniencia del productor de turno, que suele confiar en que los valores del/la franquicia/blockbuster no se verán alterados por ramalazos autoriles, lo que en la jerga futbolística se suele llamar "ataques de entrenador", o "guardioladas" más concretamente. Por estos motivos, en caso de que se haga una segunda parte de "Los Juegos del Hambre" (un poner), Aki Kaurismäki no podría ser el director.

La segunda categoría, la de los auteurs, es obviamente la contraria a la del supuesto "funcionario del cine", arriba descrita. Se les presupone a los auteurs (la culpa es de los franceses) una mirada más íntima, personal e intransferible a la hora de realizar su trabajo, una cuota de libertad mucho más amplia en sus registros, y una interferencia mínima por parte de los "malvados" productores. Cuando Hitchcook realizó junto a Salvador Dalí la onírica Spellbound (1945) podemos decir que engañó a unos cuantos de ellos. Al igual que cuando Scorsese vendió a la Warner esa oda al cine que es "La Invención de Hugo" como un cuento Disney de ciencia ficción con robot amoroso de por medio.

¿Son categorías excluyentes?-No.
¿Los auteurs son mejores cineastas y hacen mejores películas por definición?-Ni de broma.

Tony Scott era un artesano del cine, se movía como pez en el agua con los encargos de las productoras. Con guiones infumables (Top Gun, Días de Trueno, Fanático) construyó auténticos hitos generacionales, y cuando no, salvó el cuello como pudo. Nadie se acuerda demasiado de los diálogos de Top Gun (afortunadamente), y la trama era más simple que el mecanismo de un botijo, pero las escenas con los aviones eran la puta hostia. Como si un carpintero creara sus mejores obras con aglomerado.

Esto es, sacar de donde no hay.

To be continued...

2 comentarios:

  1. Macho Delta, alias ''el último blogger'', dos publicaciones de taco, master.

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  2. haha, gracias apreciado Deivid, aquí seguimos al pie del cañón, escribiendo por gusto.

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