Homeland 1ª temporada
La cadena norteamericana de
televisión por cable Showtime suele ofrecer ficción bastante decente,
incluso en ocasiones se da el gusto de apostar por series con cierto riesgo y
superiores a la media (Dexter, Nurse Jackie, Weeds). Por
supuesto, Showtime no es la HBO, y aquí prima la audiencia y el espectador
medio, lo que suele ir en detrimento de la calidad de sus propuestas (aunque
esto no es una ley).
Dentro de estas excepciones a la
norma que tiene la cadena, se puede encuadrar perfectamente Homeland, un
muy bien resuelto thriller de larga duración con espionaje, acción, tensión,
supuestos agentes dobles, y alguna que otra sorpresa.
Escuetamente, la trama comienza
cuando unos Delta Force consiguen rescatar a un soldado (Damian Lewis)
capturado y encarcelado durante ocho años por los amiguetes de Bin-Laden. En su
vuelta a casa, un agente de la CIA (Claire Danes) cree que durante su
cautiverio se ha cambiado de bando, y que ahora es un terrorista en potencia.
Así que, la mayor parte de esta
primera temporada es un juego del ratón y el gato entre el soldado que trata de
reconducir su vida, el agente que intenta descubrir la verdad, y lo que va
descubriendo el espectador a cuentagotas y/o mediante flashbacks de la vida de
sus protagonistas. Tranquilos, no abusan del flashback, apenas tres o cuatro en
toda la temporada, sólo en secuencias determinantes.
El montaje de la serie está
perfectamente estructurado y aunque los primeros cuatro o cinco capítulos sean
un tanto tediosos y con un par de escenas gratuitas, encuentran su razón de ser
(se sustentan exclusivamente, de hecho) en las subtramas interpersonales, que sirven
como aproximación a la psicología de los personajes. El hilo principal de la historia
toma el relevo a mitad de la temporada para ya no soltarlo, y es ahí donde
Homeland alcanza los mayores picos de tensión, cuando los cabos sueltos
empiezan a unirse, y el propósito coge forma. A pesar (o por causa) del ritmo sereno
del inicio de la temporada, cuando la serie entra en combustión, es un
auténtico tobogán de adrenalina y diversión palomitera.
Algunos espectadores suelen
confundir el nivel de adicción que puede causar una serie con su calidad. Que
una serie tenga ganchos o cliffhangers del tamaño de un 747, no quiere decir
per se, que la serie sea buena. No me vale estar 42 minutos aburrido, y sofocarme
en los últimos tres por cualquier astracanada de guión que haga que el
espectador muerda el sofá. De ser así, estaría enganchado a los putos
culebrones, los auténticos especialistas.
Afortunadamente, no es el caso de esta serie.
La trama está lo suficientemente bien hilada como para que no haya (descontando
los primeros capítulos) tramos muertos, y los personajes están trabajados.
Aunque al principio reflejen simples arquetipos, su evolución es paulatina,
paralela al desarrollo de la serie, y poco a poco entran en contradicciones,
llenándose de aristas, chocando entre sí, y resultando mucho más complejos de
lo que parecían en un principio.
Otro de los puntos fuertes (quizá lo
mejor) de la serie es lo buenos que son los dos actores protagonistas. Tanto la
actriz Claire Danes (una fuerza de la naturaleza), como Damian Lewis (brillante
en su contención), le dan lustre a una producción que sin ellos perdería buena
parte de su potencial.
La guinda del pastel, en un plato
muy de mi agrado, es la banda sonora, repleta de jazz de los grandes. Davis,
Coltrane, Monk…
La impresión final no puede estar
más en desacuerdo con la primera impresión que tuve respecto a esta obra
audiovisual. Si al principio era “otra chorrada yanqui para audiencias
masivas”, ahora es más bien “un entretenimiento
de primer orden con algunas secuencias memorables”.
Entretenimiento, ¿eh?, no busquéis
otra cosa.
Ya disponible su segunda temporada
en inglés. La ley Sinde dice que tal, pero el cuñado de mi primo segundo dice
que una vez alguien le dijo que la primera temporada se encuentra subtitulada en
The Pirate Bay, para bajar por torrent.
The Newsroom 1ª temporada (¿y última?)
Una serie de la HBO, con Aaron Sorkin a los mandos,
y Jeff Daniels como protagonista. ¿Qué podía fallar?
La premisa es interesante: ¿Qué pasaría si una
cadena de televisión decidiera contar las noticas “de verdad”? Es decir,
contrastando fuentes, siendo objetivos e imparciales, investigando, hablando
con todas las partes implicadas, vaya, todas esas cosas que se supone vienen en
el manual del buen periodista, y que cuando sale de la facultad se las pasa por
el forro de los cojones, por aquello de ande yo caliente, ríase la gente.
Así que tenemos a Aaron Sorkin en el terreno que más
le gusta, la política (7 temporadas del Ala Oeste de la Casa Blanca dan fe de
ello), con el sello y libertad habitual de las producciones de la HBO y un buen
reparto (Jeff Daniels, Emily Mortimer, Jane Fonda, el gran Sam Waterston).
Y cuando la serie se dedica exclusivamente a los
vaivenes políticos y su relación con los medios, es magnífica. Lástima que sólo
ocupe unos diez minutos por capítulo. Más o menos el tiempo que Jeff Daniels
(conductor del informativo) está “On Air” entrevistando a sus invitados, que
pasan por ser miembros del Tea Party, inspectores petrolíferos o segundas
clasificadas de miss Oregón, según el día. Ahí es cuando Sorkin saca a relucir
su maestría en los diálogos. Todo esto, aunque basándose en hechos reales y
decisivos de la historia más reciente norteamericana, no deja de ser un poco
tramposo, por hacerlo a toro pasado, y siendo tan oportunista como de costumbre
suele serlo Aaron Sorkin. Pero se le podría perdonar.
Lo que ya no es tan admisible es la ausencia de una
trama principal estable (la serie da unos bandazos insoportables de un capítulo
a otro), la vergonzosa planicie de unos personajes que parecen sacados de una
sit-com de tercera fila, la falta de carisma (o apatía, directamente) que
traslucen los actores, los amagos forzadísimos de splastick de la serie (cuando
uno recurre a lo de “personaje entra y se cae” algo falla), y en general, todos
los momentos en los que no aparece Daniels delante de una cámara.
En sus peores minutos, la verborrea de Sorkin en
boca de actores desganados, hablando de gilipolleces, hace recordar a Las
Chicas Gillmore. Qué coño, Las Chicas Gillmore era mejor que esto.
¿Qué podía fallar? Pues todo.
Fracaso, descrédito, y “shame on you!” para toda
persona partícipe de esta mediocridad. Quizá no fuese tan mala, si las
expectativas no fuesen tan altas….
Únicamente recomendable a los MUY Aaronsorkianos, o
a los MUY interesados en cómo funciona (y como debería funcionar) una redacción
de noticias (aunque hay ejemplos mil veces mejores, Primera Plana (The Front
Page), a bote pronto).
Luck
1ª Temporada (y, esta vez sí, última)
Back to business
Otro fiasco de dimensiones épicas para HBO, sobre
todo porque era su serie estrella de la temporada, porque los responsables eran
nada más y nada menos que David Milch (Deadwood) en un mano a mano con el gran
Michael Mann (Heat, El Dilema) que además dirige con su pulso y estilo habitual
el primer episodio (lo mejor de la temporada), porque el reparto era estelar,
literalmente; Dustin Hoffman, Nick Nolte, Dennis Farina, Michael Gambon, John
Ortiz o Jill “Crossing Jordan” Hennessy entre
otros. Y porque la serie sin ser una maravilla dejaba finalmente buen sabor de
boca y ganas de más.
Great actors everywhere
Una vez se acostumbraba uno a su ritmo
extremadamente pausado, a sus personajes parcos en palabras, su hosquedad y
frialdad general, y a la jerga de las apuestas de caballos (otro mundo), resultaba
muy fácil disfrutarla a fuego lento. Y aunque no sucedieran demasiadas cosas,
los personajes eran carismáticos y las diversas tramas iban ganando interés
conforme se desarrollaba la temporada.
Desgraciadamente, parece ser que entre el desorbitado
coste por capítulo de la producción, ciertas acusaciones de crueldad animal
(murieron un par de caballos retirados durante el rodaje, no está claro si por
desconocimiento de los productores o por querer exprimir a las pobres bestias
hasta el último aliento), y la pobre audiencia del show (500.000 espectadores.
La basura de NAVY: Investigación Criminal, consigue 17’7 millones por capítulo),
la HBO dijo, que naranjas de la china, ni Michael Mann, Dustin Hoffman ni
hostias, serie cancelada.
The horse is mine, you son of a bitch
Vosotros jodisteis a los caballos, y los caballos os joden a vosotros, supongo que será justicia poética.
Si alguien quiere catar esta obra maldita,
reivindicable y fallida (como esos discos que se revalorizan con el tiempo),
puede encontrarla fácilmente.